Me sentía tan única compartiendo aquel cigarrito a pie de sabanas contigo después de, que se me paró la vida cuando supe que no era más que otra en tus tardes de liar. Muerta, y calada de ti hasta los huesos, me acerqué al estanco a por otra cajetilla de humo. Amar Mata, ponía. Y yo me negué a leerlo, como todas las otras primeras veces.
Perfecto... un texto perfecto... más etiquetas que poner a nuestra vida (además de a las cajetillas)
ResponderEliminarBesos
La vida está llena. Demasiado. Yo las quitaría todas. :)
Eliminarbeso
Un micro muy saludable. Saludos.
ResponderEliminarMe alegra que le haya prestado bien. Beso
EliminarPues si mata...pereo tambien te da vida
ResponderEliminarTu relato impresionante
Un beso
Impresionantes vuestros comentarios. Beso.
EliminarIncluso te acostumbras a verlo en las cajetillas hasta tal punto que sigues haciéndolo ignorando el mensaje
ResponderEliminarHay mensajes que no quieren ser leídos, jamás. A pesar de...
EliminarUysssssss! Si yo te contara cuantas veces lo leí... y en letras enormes....
ResponderEliminarEn fin... no regrets, volvería a por ese humo mil y un veces.