viernes, 13 de mayo de 2016

Ludopatía vital.

Bastante tensa está la cosa de cada uno como para aguantar. Uno es flexible hasta donde el músculo pincha en hueso, nos hemos partido demasiadas veces. Sin querer. Sin querer queriendo, por supuesto. Tomar las riendas tiene un precio. El peaje del camino que no se rentabiliza hasta que llegas a casa. Cualquiera que sea, si la  hubiese. Puede que el trayecto sea construir ese hogar que te quema en la ausencia del pecho izquierdo. Una vez dulce, el dulce hogar, aquellas monedas perdidas se nos antojan limosna. Mientras, siguen doliendo los cheques en blanco. Nadie apostaría por uno mismo. De momento. Pérdidas para lograr ganancias. Colección de vacíos mientras hilvanas el forro de tu propio saco. 

Ya no leo blogs. Siento no sentirlo. Escribo uno porque tengo ganas de escribir. No de leer. Escribo uno porque tengo ganas de compartir. No de comentar. Pierdes. Tú. Pierden. Ellos. El interés. Pocos son fieles. Pocos son verdad. Se trata de nutrir. De retroalimentar. De quid pro quo. De yo vengo si tú vienes. Esfuerzo. Que cansa. Que mata. Mata escribir. Mata las ganas. Asesinos. Nos morimos los unos a los otros por ego. Y tú más. 

Ya no me comenta. Pero me lee. Lo siento. Bastante tiene con lo suyo como para haber abierto una puerta que jamás abre, y que se le cuele la ingratitud. Entiende. Comprende. Pero está harto. O no. Ya le llega lo real, y total. Ésto es virtual. Amigos pocos. Contados con una mano. Como debe ser. La confianza da asco, y entró la peste por el hambre. Y yo menos. 

Ya no hay apenas "me gusta". Siento sentirlo. Murió la pasión aquel día que decidí mal. Reí durante algún tiempo, me aferré a una vida de mentira. Se aburrieron. Demasiado sube y baja. Demasiado baja y sube. Si la vida no tiene paciencia, cuanto menos personas con sus propios viajes impacientes. Ni más, ni menos. 

Aritmética emocional para un día que lloran chuzos de punta. Aniversario del todo y de la nada. Cansancio de un duelo infinito que ya molesta de puro amor propio. Soledad de una vida anunciada. Si son cien años me muero. Sin crónicas. Fulminante. A veces necesito amor. A veces necesito sexo. A veces necesito gafas. Mirar con ojos de niña nueva de pupilas por estrenar. Y ver, al fin. Todo aquello que merece ser visto. Echarme a perder. Echarme a ganar. Hecharme, sin que me importe ganar, ni perder. 


1 comentario:

  1. realmente las ganas son tan elásticas...
    ahora a mi en estos momentos me da por leer y leer...y a todo como cotorra enloquecida he de comentar...me da lo mismo si me contestan o no, como me da lo mismo si me comentan o no en el blog...de hecho lo tengo para mi.
    Tengo otro casi anónimo, no sigo a nadie, nadie me sigue...y así está genial
    Tu tienes una manera especial de escribir,no dejes de hacerlo si tienes ganas...
    y las imágenes que utilizas son sinceramente maravillosas.
    un abrazo

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