miércoles, 29 de enero de 2014

Duelos y quebrantos

Dicen que las penas compartidas son menos. Menos cuando desembarcaron a Ernesto Membrillo con los pies por delante, cuando cada una suponía único su viudo llanto. Presentados los pañuelos y los lutos, el amor por el difunto se hizo un cuarto, las lágrimas se duplicaron, y el dolor se multiplicó por cuatro. Cuando llegó a sumarse la vergüenza, en el velatorio ya no quedaba espacio.


16 comentarios:

  1. Cómo desbordan los sentimientos... Biquiños!

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  2. Si no la tuvo en vida que le importará de cuerpo presente

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    1. A él no, pero a ellas las teñía de un negro colorado bastante llamativo.

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  3. Más que compartir el dolor, yo creo que se contagia. Pero de duelos está llenita la vida.
    Besos

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  4. Que casualidad...hoy llego de un entierro...un familiar...hoy me dió por mirar a la gente de mi alrededor y al cura...está claro que la mitad de los llantos eran porque se había de llorar...luego las palabras...era tan buen hombre...(!!!!!!)...y luego las palmaditas a la familia...a mi que me da la locura a veces...hoy me hubiera puesto a reír hasta morir...pero...no procedía...
    Para compensarlo te comento mi locura. Lo siento.
    Me encantó, como siempre...
    Besazossss

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    1. Vaya :(
      Que compartas tu locura es genial, estamos en el sitio perfecto.

      Besos.

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  5. Buenísimo, mi querida dama.
    Muaaaaaaaaaa,

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  6. ¡Vaya con el Señor Difunto! sin duda les daba estopa a todas haciéndoles creer a cada una que eran únicas jajajja!
    Eso lo viví una vez pero con dos (lo más usual) pero con un cuarteto así debió ser apoteósico.

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  7. Eso es música para los oídos del fenecido, todas al llanto unísono le favorecen el tránsito al más allá (y al intestinal de alguna de ellas cuando al enterarse se hubiera expresado con un mecagüen qué h...
    Para lo que le quedaba en el convento...
    La importancia de reunirlas las hacía únicas componiendo un equipo de plañideras algunas que sin quererlo compartieron en común.
    No quebrantemos el descanso merecido de quien tuvo una vida tan azarosa.
    Todo es merecido y ellas, seguramente, muy queridas todas y cada una. Eso es felicidad y no machismo. Somos lo que queremos y deseamos.
    D.E.P.

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