martes, 15 de marzo de 2016

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No hay café que remover. Tintinea furiosa la cucharilla contra los bordes del cráneo. 
Vacío el sonido, también metálico. Rebaña de forma paciente esos pequeños restos que pudiesen quedar de antiguos sesos. Son blandos, pegajosos, fríos. Se adhieren  perfectamente al utensilio. Es fácil batir el aire en la ausencia cerebral. Lástima no poder hacer lo mismo con su vecino el corazón. Siempre caliente. Ocupa todo el resto del cuerpo. Víscera enorme e inútil. Tan llena cuanto más la vacían. Estúpida entraña. Quisiera besarte. Me antojas sabrosa. Vuelvo a los sesos. Remuevo, remuevo, remuevo. Tengo ausencia de hambre.  Maldita cucharilla. Rebaño. Bala un recuerdo. Miserable, hasta robaste el tenedor. 


1 comentario:

  1. Removiendo así los recuerdos se disiparán rápido...
    Y con el corazón...hazte con otro tenedor...y con un cuchillo dentado. Lo partes y te guardas la mitad en el congelador. A la espera de nuevos latidos.
    Algún día los oirás...cuando menos te lo esperes...
    besos
    me gusta de nuevo verte por aquí...

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