Diez minutos después de esperar congelada bajo la mampara de
la parada, llega el autobús.
Y como siempre te subes, pagas el billete y caminas por el
estrecho pasillo hacia la plataforma central.
No hay asientos libres, algo normal. Te apoyas sobre el
cristal empañado mientras con una mano te sujetas a la barandilla y con la otra
regulas tu mp3. Levantas la cabeza aburrida mirando en derredor, y es entonces
cuando lo notas. Una sensación extraña. Algo que te había pasado desapercibido
hasta hoy. Algo tremendamente inquietante…
¡viejos! ¡Ancianos!
Acongojada paseas la vista en un ángulo de 180 grados y tus
ojos sólo ven: ¡viejos! ¡Personas
mayores!
59 ojillos arrugados me miran con sonrisa bonachona. ¡No me
fío!
Ellos, casi todos llevan paraguas y bufanda. Ellas, casi
todas llevan carmín y pendientes muy dorados.
Ellos y ellas casi se descoyuntan en cada frenazo del autobús.
Yo, comienzo a temblar.
Mi mente no para de contabilizar, de multiplicar, sumar y
desglosar. Veamos: hay cinco veces más
arrugas que en una tienda de Adolfo
Domínguez, hay kilos superlativos de
tela de boatiné formando abrigos, hay
infinitas cataratas más que en
Iguazú, más calvas que en un almacén de
pelucas, más calcetines de rombos que en
el armario de Carlton… creo que me estoy
mareando!.
Y entonces surge la gran pregunta: ¿ Adónde irán todos?. Dejamos atrás una, y otra, y otra parada y
ninguno se baja. En cada una de ellas suben un par de viejos jubilados
más.
Hasta final de trayecto. Donde todos abandonan sus sonrisas postizas y sus buenas costumbres, y se hacen un ovillo compacto de codazos y bolsazos que pugnan por salir allende las puertas, todos al mismo tiempo.
Hasta final de trayecto. Donde todos abandonan sus sonrisas postizas y sus buenas costumbres, y se hacen un ovillo compacto de codazos y bolsazos que pugnan por salir allende las puertas, todos al mismo tiempo.
Bajo la última. Y en
la parada, una fila, inmensa, larga, infinita y llena de… ¡viejos! dulces
ancianitos.
Enfilo la acera y mi destino, preocupada, pensativa. Dejo atrás escaparates, compradores, transeúntes y mis pasos, no me cruzo con
ningún viejo abuelo. Es un
misterio.
Creo que por unos
cuantos minutos he viajado a un mundo paralelo, uno que es muy parecido
a éste, pero no es el mismo. He tenido
una experiencia extrasensorial. He
sufrido un viaje astral. He sido
abducida por un lugar donde los viejos
ancianos se tele transportan en
manadas de un autobús a otro en un bucle espaciotemporal infinito.
Sacudo la cabeza, intentándo despojarme de esa estúpida
teoría. Apuro el paso hasta llegar al
semáforo. Y mientras espero a que de rojo pase al verde observo atónita como
pasan un par de autobuses…¡¡ llenos de viejos!!
Suele pasar.
ResponderEliminarLos autobuses siempre guardan una sorpresa en sus interiores.
Pero hay que tener cuidado porque los viejitos son peligrosos. Uno casi me da en la ingle.
BsS!
A mí este verano me abrieron un vestidito de botones hasta la cintura, entrando a lo bestia por la puerta de salida, mientras yo bajaba. La de improperios que proferí!!!
Eliminarbss!
No me salen las cuentas ¿eran 29 carcamales y un tuerto o eran 30 y uno de los viejos verdes quería ligar contigo con un guiño?
ResponderEliminarCoño! Eran 59 vejestorios con sus pares de ojillos, pero se me fue la tecla. ¡¡ Qué sagaz!!! xDDDDD
Eliminarbss!
En la novela Pelham 1,2,3 uno de los personajes se entretenía del aburrimiento de conducir un metro contando todo lo que llevaba en su vagón. Evidentememte, lo que más le gustaba contar eran tetas.
Eliminarlo que sufriste fue un desgarro en el espacio-tiempo en el cual veias a todas esas personas como ancianos porque tu era una de ellos,pero como no habia espejos no pudiste ver que tu tambin habias envejecido.Por eso ellos no te miraban extrañados.Para ellos eras una mas en ese autobus en el que solo podian viajar personas de mas de 65 años.A mi me paso en un concierto de Madonna en el que solo veia veinteañeros y quinceañeras y yo pensaba que no cuadraba alli,pero ellos me veian como si tuviera 20 años y llevara el pelo teñido.Fue sensacional.Lastima que ese desgarro espacio-tiempo dura muy poco.Fin de conexion.
ResponderEliminarUf... da miedo y todo.
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Puede que hubiera un baile en esa zona, y allá iban todos esos abuelos. O que comenzaran las colas de los viajes del inserso para irse a la playa en Diciembre. O un funeral cercano, una venta de enciclopedias con regalo de reloj y pulsera....
ResponderEliminara saber.
Beijos
Yo creo que no van a ningún sitio, y no van juntos. Se calientan en el bus, y vuelven a coger otro bus, y otro, y otro...
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Caronte ya no va en barca... sino en autobús...
ResponderEliminarJajjajajajjajajjajjjajajjajaa.
Eliminar¡ Se ha sacado el carnet!!
bss
Deduzco que son 59 pares de ojillos, correspondientes a otros tantos ancianos (viejos) que van en autobús a algún sitio inconfesable. Deduzco por ello que te equivocaste. A donde ellos se trasladaban no te esperaban a tí... de momento. Lo cierto es que intranquiliza (y mucho) verse en otro autobús que no es el que te ha asignado tu vida en ese momento... pero como hacen paradas de subida y bajada igual no es el autobús que yo imaginaba.
ResponderEliminarNo honmbre, 59 pares de ojillos son casi 120 anciantes... ¿ caben tantos en el bus sin pisarse los pliegues?
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El mundo es de los jubilados. Me di cuenta el dia que alegremente salí de la oficina para ir a por mi trozo de roscón que generosamente repartía el ayuntamiento, y me encontré a una cola enorme de ancianos que llevarían horas allí.
ResponderEliminarEn fin, rezaremos porque a nosotros nos llegue la pensión algún dia.
¡ deben ser los mismos que se ponen en la cola del cocido gratuito desde el amanecer!!! seguro!!
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Así de pronto, hágame caso, vaya a la salida de un colegio.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de "...vestidito de botones hasta la cintura?"...joder con el pornobus! Véngase a un túnel de lavado para desabrocharse un presente.
Si ningún autobús se digna a atropellarme para salvarme de llegar a viejo, cuando sea un anciano con mucho azúcar en la sangre y el frío me haga gruñir los huesos deformes, tomaré un autobús, me acercaré a una mujer joven para que me ceda su asiento, y tomando asiento en ese rastro de acalorada juventud recordaré lo que era el calor sin intermediarios.
Lindo, lindo, lindo, lindo...
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Mujer, irían de excursión a vete a saber dónde... jajaajaja
ResponderEliminarsí, se les veía una cara de planazo... xDDDD ;)
Eliminarbss!
que malo cuantos años tienes?
ResponderEliminarEl inserso trabaja mucho más de lo que creemos..., pero nunca nos detenemos a observarlo.
ResponderEliminarBesos.