martes, 20 de noviembre de 2012

Cogí un autobús y perdí una pinza...




Diez minutos después de esperar congelada bajo la mampara de la parada, llega el autobús.

Y como siempre te subes, pagas el billete y caminas por el estrecho pasillo hacia la plataforma central.

No hay asientos libres, algo normal. Te apoyas sobre el cristal empañado mientras con una mano te sujetas a la barandilla y con la otra regulas tu mp3. Levantas la cabeza aburrida mirando en derredor, y es entonces cuando lo notas. Una sensación extraña. Algo que te había pasado desapercibido hasta hoy.  Algo tremendamente inquietante… ¡viejos!  ¡Ancianos! 

Acongojada paseas la vista en un ángulo de 180 grados y tus ojos sólo ven: ¡viejos!  ¡Personas mayores!
59 ojillos arrugados me miran con sonrisa bonachona. ¡No me fío!
Ellos, casi todos llevan paraguas y bufanda. Ellas, casi todas llevan carmín y pendientes muy dorados.
Ellos y ellas casi se descoyuntan  en cada frenazo del  autobús.

Yo, comienzo a temblar.
Mi mente no para de contabilizar, de multiplicar, sumar y desglosar. Veamos:  hay cinco veces más arrugas que  en una tienda de Adolfo Domínguez,  hay kilos superlativos de tela de boatiné formando abrigos,  hay infinitas cataratas  más que en Iguazú,  más calvas que en un almacén de pelucas,  más calcetines de rombos que en el armario de Carlton…  creo que me estoy mareando!.
Y entonces surge la gran pregunta: ¿ Adónde irán todos?.  Dejamos atrás una, y otra, y otra parada y ninguno se baja. En cada una de ellas suben un par de viejos jubilados más.

Hasta final de trayecto. Donde todos abandonan sus sonrisas postizas y sus buenas costumbres, y se hacen un ovillo compacto de codazos y bolsazos que pugnan por salir allende las puertas, todos al mismo tiempo.
Bajo la última.  Y en la parada, una fila, inmensa, larga, infinita y llena de… ¡viejos!   dulces ancianitos.

Enfilo la acera y mi destino, preocupada, pensativa.  Dejo atrás escaparates, compradores,  transeúntes y mis pasos, no me cruzo con ningún viejo abuelo.  Es un misterio.
Creo que por unos  cuantos minutos he viajado a un mundo paralelo, uno que es muy parecido a éste, pero no es el mismo.  He tenido una experiencia extrasensorial.  He sufrido un viaje astral.  He sido abducida por un lugar donde los  viejos  ancianos se tele transportan en manadas de un autobús a otro en un bucle espaciotemporal infinito. 

Sacudo la cabeza, intentándo despojarme de  esa estúpida teoría.  Apuro el paso hasta llegar al semáforo. Y mientras espero a que de rojo pase al verde observo atónita como pasan un par de autobuses…¡¡ llenos de viejos!!

21 comentarios:

  1. Suele pasar.
    Los autobuses siempre guardan una sorpresa en sus interiores.
    Pero hay que tener cuidado porque los viejitos son peligrosos. Uno casi me da en la ingle.
    BsS!

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    1. A mí este verano me abrieron un vestidito de botones hasta la cintura, entrando a lo bestia por la puerta de salida, mientras yo bajaba. La de improperios que proferí!!!

      bss!

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  2. No me salen las cuentas ¿eran 29 carcamales y un tuerto o eran 30 y uno de los viejos verdes quería ligar contigo con un guiño?

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    1. Coño! Eran 59 vejestorios con sus pares de ojillos, pero se me fue la tecla. ¡¡ Qué sagaz!!! xDDDDD

      bss!

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    2. En la novela Pelham 1,2,3 uno de los personajes se entretenía del aburrimiento de conducir un metro contando todo lo que llevaba en su vagón. Evidentememte, lo que más le gustaba contar eran tetas.

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  3. lo que sufriste fue un desgarro en el espacio-tiempo en el cual veias a todas esas personas como ancianos porque tu era una de ellos,pero como no habia espejos no pudiste ver que tu tambin habias envejecido.Por eso ellos no te miraban extrañados.Para ellos eras una mas en ese autobus en el que solo podian viajar personas de mas de 65 años.A mi me paso en un concierto de Madonna en el que solo veia veinteañeros y quinceañeras y yo pensaba que no cuadraba alli,pero ellos me veian como si tuviera 20 años y llevara el pelo teñido.Fue sensacional.Lastima que ese desgarro espacio-tiempo dura muy poco.Fin de conexion.

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  4. Puede que hubiera un baile en esa zona, y allá iban todos esos abuelos. O que comenzaran las colas de los viajes del inserso para irse a la playa en Diciembre. O un funeral cercano, una venta de enciclopedias con regalo de reloj y pulsera....

    a saber.

    Beijos

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    1. Yo creo que no van a ningún sitio, y no van juntos. Se calientan en el bus, y vuelven a coger otro bus, y otro, y otro...


      bss!

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  5. Caronte ya no va en barca... sino en autobús...

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    1. Jajjajajajjajajjajjjajajjajaa.

      ¡ Se ha sacado el carnet!!

      bss

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  6. Deduzco que son 59 pares de ojillos, correspondientes a otros tantos ancianos (viejos) que van en autobús a algún sitio inconfesable. Deduzco por ello que te equivocaste. A donde ellos se trasladaban no te esperaban a tí... de momento. Lo cierto es que intranquiliza (y mucho) verse en otro autobús que no es el que te ha asignado tu vida en ese momento... pero como hacen paradas de subida y bajada igual no es el autobús que yo imaginaba.

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    1. No honmbre, 59 pares de ojillos son casi 120 anciantes... ¿ caben tantos en el bus sin pisarse los pliegues?

      bss!

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  7. El mundo es de los jubilados. Me di cuenta el dia que alegremente salí de la oficina para ir a por mi trozo de roscón que generosamente repartía el ayuntamiento, y me encontré a una cola enorme de ancianos que llevarían horas allí.

    En fin, rezaremos porque a nosotros nos llegue la pensión algún dia.

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    1. ¡ deben ser los mismos que se ponen en la cola del cocido gratuito desde el amanecer!!! seguro!!

      bss

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  8. Así de pronto, hágame caso, vaya a la salida de un colegio.

    En cuanto a lo de "...vestidito de botones hasta la cintura?"...joder con el pornobus! Véngase a un túnel de lavado para desabrocharse un presente.

    Si ningún autobús se digna a atropellarme para salvarme de llegar a viejo, cuando sea un anciano con mucho azúcar en la sangre y el frío me haga gruñir los huesos deformes, tomaré un autobús, me acercaré a una mujer joven para que me ceda su asiento, y tomando asiento en ese rastro de acalorada juventud recordaré lo que era el calor sin intermediarios.



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  9. Mujer, irían de excursión a vete a saber dónde... jajaajaja

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  10. El inserso trabaja mucho más de lo que creemos..., pero nunca nos detenemos a observarlo.
    Besos.

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