viernes, 25 de octubre de 2013

La mayor... siempre.

LLegaste trigueña al mundo, tan sólo unos minutos después de que yo brotase morena de entre las piernas de mamá. Tú tan pequeña y frágil, yo más larga y lozana.
Ay, como llorabas a ojos y puñitos cerrados mientra
s yo te miraba en silencio a través del metacrilato de aquella cunita del quirófano.

Crecimos al abrigo de los fríos murmullos que rebotaban por las esquinas del pueblo. Jugábamos a ser niña y muñeca. Yo te peinaba la trenza, mientras las combas saltarinas cantaban en la otra esquina del patio: "No son del mismo padre. Su madre se fue con dos. Nacieron el mismo día. Que sorpresa se llevó."
Tú seguías llorando, pero la que apretaba sus puñitos era yo.

Te quiero tanto, que no soporté que vertieses una lágrima negra más. Hoy ya no hay niños que canten en el pueblo. No sufras, duerme. Nos ahogaremos las dos en esta pena que nos vio nacer, hasta que nos encuentren siendo una, cuando las capas verdes vengan a buscarme.


 Imagen de Berta Vicente


Participando una semana más, en los Viernes Creativos del blog de Fernando Vicente :  Viernes creativo: escribe una historia

4 comentarios:

  1. Pues sí que me ha gustado, solo que no entiendo muy bien cómo acabó, supongo que en ese "final" también reside parte de su encanto. Biquiños!

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  2. Participo y te conozco por ello en los viernes creativos, me gusto tu percepción original y vine a verte, dedici quedarme con tu permiso.

    Besos muchos ♥♥♥

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  3. Muy bonita la historia, Dalicia.
    Un beso

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  4. Precioso y muy evocador, Dalicia. Me encanta como escribes.

    Un beso enorme.

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