Tirito, desnuda bajo las mantas.
Asomo la nariz sobre el embozo de las sábanas. Frío.
Aguzo las orejas más allá de la ventana. Silencio frío.
Suicido un pie en el aire de la estancia. Frío, frío.
Yo y mi piel nos arrugamos, compinchadas nos rebelamos y nos arrebujamos decididas, a pasar el día en el abrazo de mi cama.
Un pezón enhiesto, pura gula.
ResponderEliminar¡ Qué aproveche!!!
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Ufff!! Este post me ha dejado un tanto frío.
ResponderEliminarMenos mal que el calor se puede encontrar bajo un edredón, abrazándose a uno mismo, lleno de cariño.
De eso se trata!!! ;)
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Expresión bastante acertada, porque no hay nada que resurja tanto con el frío, como unos pezones. Y nada mejor que quedarse desnudo bajo las sábanas aislándose del frío del exterior. Me has dado envidia. Y tus sábanas también.
ResponderEliminarBesos.
¿ le hago sitio? :p
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Dónde mejor que metidita debajo de las sábanas, jamía? :)
ResponderEliminarBesos!
¿ en una playa de un lugar cálido y soleado, con el mar a cinco pasos? ;)
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...Hasta que la vejiga diga basta y no quede más remedio que aventurarse en el hielo.
ResponderEliminarY al sentarse en la taza se nos hielen hasta las ideas xDDD
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Entre el frio y la nieve, no hay quien te saque de la cama
ResponderEliminarSe está tan bien calentita!!!!
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El único placer que le encuentro al invierno es acurrucarme en la cama bajo un buen nórdico, y si es en companía aún mejor. Cómo odio el frío!
ResponderEliminarEs odioso, sí!!!!
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